* Día con día perfeccionan el don, posados sobre el palo volador
Papantla, Ver., 19 de marzo de 2012.-Cuando la ilusión y el don se incrustan en el cuerpo de un pequeño papanteco, ninguna adversidad puede detener la evolución del ser terrestre hacia el hombre volador, pero como todo en la vida, debe comenzarse por el principio.
Así sucedió con Juan Rosas Cano, joven de 16 años de edad, que desde chico sintió el llamado para ser ejecutor de un ancestral ritual, para ser un niño volador y entregar parte de su infancia a la práctica, perfección y dominio, posado sobre el palo volador.

“Un día me dije, me gusta y quiero serlo, entonces a escondidas de la familia me salía a ensayar el ritual”, recordó.
A sus 16 años, Juan Rosas Cano domina al 100 por ciento la danza y el vuelo que caracteriza a la cultura totonaca en Papantla y se encuentra firmemente convencido de que su destino es volar como lo hicieran sus antepasados. “Hablé con mis padres y les he dicho que me gusta y qué es lo que quiero hacer”, enfatizó.
Muy pocos tienen la oportunidad de ser voladores, dijo, “no toda la gente lo valora”.
Exhortó a la población veracruzana a valorar las raíces de su pueblo, “porque es algo muy importante de nuestra historia y desarrollo, además de que es un ritual muy bonito”, concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario